Artículo obtenido del blog: Técnicas de Organización
viernes 24 de octubre de 2011
Empieza a correr sin zapatos de deporte y elimina otras condiciones absurdas
Fotografía original de Neil Gould
Cualquier tarea que empecemos parece que nos va a llevar un mundo, así que dejamos la tarea en la lista y se acumula junto a otras para las que necesitaremos demasiado tiempo en un futuro no muy lejano.
Lo que se te da bien
Si algo está claro en todo esto es que a cualquiera se le da bien todo lo corto, simple, intuitivo y no condicionado.Una tarea que expresa una acción fácil, que podemos hacer con poco esfuerzo y que ya estamos entrenados en hacer, no nos cuesta nada. Pero sin lugar a dudas, el factor de los anteriormente mencionados más determinante para poder completar cualquier tarea, es que esta no se encuentre condicionada.
¿Qué es una tarea condicionada?
Una tarea condicionada es algo que sabemos que debemos hacer pero aún no es posible hacer. Por ejemplo, para enviar una carta, entre otros pasos, deberemos llevarla al buzón. No obstante, es imposible llevar la carta al buzón hasta que no la hayamos redactado, escrito la dirección en el sobre, comprado sobre y sellos y preparado la carta convenientemente.Echar la carta al buzón es una tarea condicionada y el resto de pasos, las condiciones.
Los inconvenientes de las condiciones
Las condiciones son nocivas. Nos hacen guardar la carta, los sellos, la dirección y cualquier otra cosa hasta que no tenemos todo junto. Además una carta escrita al 80% no nos soluciona nada, la tarea sigue sin estar acabada y nosotros seguimos pendientes de ello.Mientras no podamos olvidar todo lo relacionado a la tarea por no haberla acabado, tampoco podemos hacer espacio para las nuevas. En otras palabras, las tareas condicionadas nos hacen acumular lastre.
¿Son evitables las tareas condicionadas?
A decir verdad, estamos obligados a convivir con ciertas tareas condicionadas aunque la mayoría solemos crearlas nosotros, o al menos, percibirlas como tal.Poder hacer una tarea significa que estás en predisposición de hacerla y una tarea simple podemos hacerla siempre que queramos. Cuantas más condiciones añadas, más difícil o improbable será que la hagas.
Por ejemplo: hacer la cama implica únicamente tener el tiempo de hacerla. Con la condición de hacerla cuando hayas lavado las sábanas que quieres poner, la dificultad/complejidad de la tarea aumenta.
Si además quieres hacerlo cuando haga mucho sol para que te sequen más rápido las sábanas que pretendes lavar, será todavía más improbable que se dé un momento con todas estas características. Este mismo principio es uno de los que nos acaban sobrecargando de ideas y que como explicaba en un artículo anterior deberías evitar para lograr tus objetivos iniciales y no perderte por las ramas.
Sin forzar demasiado, es posible incluso que tras añadir demasiadas condiciones, seas incapaz de ver que dos de ellas son opuestas y por lo tanto tienes pendiente una tarea que jamás serás capaz de hacer.
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