Artículo obtenido del blog: Think Wasabi
En los seminarios que doy en empresas solemos hacer un ejercicio para
encontrar juntos malos hábitos y errores en el Email. Y hay uno que,
sea la empresa que sea, tenga el tamaño que tenga, se dedique al sector
que sea, indefectiblemente sale a la luz: la mala redacción del Asunto
de los mensajes de correo.El Asunto es fundamental porque es el único modo que tú tienes de comunicar la importancia o significado del mensaje, sin obligar a la otra persona a abrirlo. Y juega también un papel fundamental porque el mal Asunto es el detonante de otros problemas que muchos sufren en el Email. Lleva, por ejemplo, a la mala priorización: abrimos antes correos que podrían esperar, y abrimos después correos que deberían leerse primero. Pero también conduce a la confusión, la desorganización y la frustración o irritación propia.
No es que nunca nadie nos haya enseñado a escribir Asuntos. Es que nunca nos han explicado el tremendo valor que el Asunto tiene en nuestra comunicación diaria. Y esto, cuando lo trasladas a un grupo de personas (una empresa, clientes…), se convierte en una bola de nieve que crece y crece. Y que hace daño a todos por igual.
Tipos de malos Asuntos
La precipitación, despreocupación o sencillamente la ignorancia de lo que significa e implica redactar esa sencilla línea, nos hace caer en varios “estilos” de malos Asuntos:- Una sola palabra. Cosas como
Hola
,Saludos
oConsulta
no dicen absolutamente nada. Son Asuntos prácticamente nulos. En ese email tanto te puede venir un enlace recomendado de YouTube como una inspección fiscal. - Una frase imprecisa. Cosas como
Últimos cambios
excluyen partes o detalles clave del mensaje que dan sentido e interpretan el Asunto. Esto lleva a la confusión y a la obligatoriedad de abrirlo para ver de qué va realmente. - Reclamos engañosos. Cosas del tipo
ATENCIÓN! Tienes que ver esto!
Además de caer en el tipo anterior (impreciso), trasladan urgencia mediante mayúsculas y exclamaciones. Lo que suele ser síntoma de que ese mensaje ni es importante ni urgente. Pero nosotros lo abrimos porque nos puede una fuerza superior a la inteligencia: la curiosidad. - Asunto vacío. Literalmente no se pone nada y el Asunto va en blanco. Este se lleva el premio gordo porque es el equivalente a decir «me importa un huevo tu tiempo, tus prioridades o tu organización; cómete esto majete».
Mejorar su redacción
El Asunto es (casi) la parte más importante de un mensaje. Invertimos minutos en redactar más o menos bien el Cuerpo del mensaje, lo que queremos decir o pedir al otro. Pero a la hora de escribir el Asunto lo hacemos como si pegáramos un sello con la lengua. De mala manera y mirando para otro lado.De momento no he visto ningún “máster de redacción de Asuntos”. Y no creo que hay que hacerlo. Siguiendo unas reglas elementales y de sentido común se puede mejorar enormemente la comunicación entre nosotros:
- Escríbelo al final, después de haber escrito primero el Cuerpo del mensaje. Eso te ayudará a sintetizar mejor lo que quieres decir.
- PIENSA antes de redactarlo. Cinco segundos bastan para elegir mejor tus palabras y ser claro.
- Incluye las 2-3 palabras clave que conformen una frase clara e inteligible.
- Reléelo antes de enviarlo y pregúntate: «¿tal como está entiendo yo mismo lo que hay dentro de él?»
- Como extra, dentro de tu equipo o colaboradores podéis utilizar palabras clave para interpretar mejor cada mensaje que os enviéis entre vosotros.
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