Si alguna vez has hecho deporte (o lo has visto hacer), seguramente habrás hecho esto: te preparasantes de hacerlo. Decides qué vas a hacer, puede que hasta te marques un objetivo o marca, te vistes y sobre todo haces ejercicios de calentamiento. Todo eso hace que lo hagas mejor y con más intensidad. Te propongo lo mismo para tus tareas y actividades diarias.
De lo que te quiero hablar es de una rutina diaria, una rutina matutina, para practicar nada más levantarte de la cama. Se llama “Enfoque de Mañana ” (si has leído mi libro Gestiona Mejor tu Vida te resultará familiar) y sirve para aumentar tu concentración e intensidad de trabajo. Empezando a construirla desde los primeros minutos del día.
De lo que te quiero hablar es de una rutina diaria, una rutina matutina, para practicar nada más levantarte de la cama. Se llama “Enfoque de Mañana ” (si has leído mi libro Gestiona Mejor tu Vida te resultará familiar) y sirve para aumentar tu concentración e intensidad de trabajo. Empezando a construirla desde los primeros minutos del día.
Se trata de un rápido ejercicio mental que te permite visualizar por adelantado qué es lo más importante que te espera en ese día. Qué tareas clave y exigentes vas a hacer, qué eventos, reuniones o compromisos relevantes tendrás que afrontar. Eso servirá para despertar y poner en guardia tus sentidos productivos para que cuando llegue el momento, estén a tope; y empieces esa tarea o esa actividad al máximo, desde el segundo uno.
Contrariamente a lo que muchos creen el primer paso para construir tu atención, tu intensidad y tu ritmo de trabajo, no es eliminar las distracciones (eso es lo último), sino tener interés por lo que vas a hacer. Y al interés se llega pensando y conociendo. Y en eso este ejercicio te puede ayudar.
¿Cómo hacer el ejercicio?
Es sencillo y rápido, de dos o tres minutos de duración como mucho. Y es algo que puedes hacer mientras te estés duchando, afeitando, preparando tu desayuno o saliendo de casa.
Consiste en repasar y visualizar todo lo que sabes que tienes por delante en tu día, todo lo que te espera. Pero no deteniéndote en todo, sino sólo en aquello donde tú tengas que dar un plus de intensidad. Puede ser una presentación para completar, un estudio-informe, una reunión-negociación, una visita a un cliente importante, una planificación de un gran proyecto que nace… lo que sea. Piensa en ello brevemente y pregúntate por qué es importante para ti y qué va exigir de ti. Tal vez creatividad, concentración, habilidad, liderazgo, optimismo.
- Hazlo poco después de levantarte, mentalmente, mientras haces otra rutina de mañana.
- Párate sólo en tareas, actividades o momentos que requieran ese extra de concentración que necesitas.
- Interpreta esos momentos, pregúntate por qué son importantes para ti y cómo quieres hacer esas tareas.
- Imagínate a ti mismo haciendo todo eso: haciendo y terminando con total ritmo e intensidad.
- Para recordar hacerlo pon un post-it en un sitio que verás por la mañana: el espejo o la nevera (después de varios días repitiendo ya no lo necesitarás).
Anticipando esas tareas/actividades así, conseguirás estar a tope y preparado cuando lleguen de verdad esos momentos. Esa predisposición te permitirá empezarlos con una marcha más de velocidad (más tención, más intensidad, más intención).
En el fondo este ejercicio comparte parecido al momento de concentración de muchos atletas antes de la carrera. Todos los hemos visto alguna vez en directo o en televisión. Estiran y calientan sus músculos pero también hablan consigo mismos, hacen gestos y aspavientos sólo con un fin: visualizar cada metro de la carrera para dar lo mejor de sí mismos desde el pistoletazo de salida. ¿Por qué no hacer lo mismo con nuestro trabajo?
Hace tiempo que me di cuenta que la concentración e intensidad que necesitaba en mi trabajo se construía mejor si empezaba a hacerlo desde la mañana. Los días en los que practicaba el Enfoque de Mañana todo me iba un poco mejor. Era más productivo, me despistaba menos, hacía las cosas con más ritmo e intensidad, era hasta más brillante. Desde entonces lo incorporé a mis rutinas y nunca me ha abandonado. Te invito a hacer lo mismo. Es algo tan sencillo e inocuo que nada pierdes por probar y experimentar.
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